Cualquier parecido con la realidad… Es pura realidad.

Advertencia: necesitaba escribir en #Clavedehumor

Este verano, cuando por fin tuve mi nuevo dispositivo, me retrotraje a tiempos que creía olvidados.

Fue como las mariposas que revoloteaban la noche mágica de Reyes o la mañana que abríamos los regalos que nos habían dejado sus majestades.

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¡Hala! Y ahora ¿qué? Pues a estudiar y configurarlo con paciencia (menos mal que estoy de vacaciones, pensé) y, efectivamente, estuve todo el día zarzaneando y golismeando -véase el diccionario manchego-, hasta que me hice con él, no sin antes haber ganado una ardua batalla contra una voz de ultratumba que no paraba de sonar y de repetirme todo lo que tenía que hacer, cuando no y sin venir a cuento, así, porque sí, se ponía a hablar, hasta que descubrí qué era y cómo desactivarla.

Recientemente, finalizada mi habitual jornada, me dije: “enga” hora de dormir y tras haber ojeado twitter, pareció más bien un aojado lo que me sucedió y que ahora les cuento en presente:

¡Uy!, qué raro ya siento el “fresquíbiris” de este otoño que casi se anuncia y, sin embargo, esta noche tengo mucho calor … A qué mala hora abro el cajón y elijo el camisón más “anti lujuria” de toooooooodos los que tengo y, para más inri, me lo pongo del revés, el escote en la espalda y la espalda en el escote que salvé con un: ¡qué más da! muero de sueño.

Acto seguido, coloco mi smartphone donde todas las noches, alejado para que no me deslumbre la luz que irradia y busco en You Tube mi canción de cuna, mi cantante talismán. Siempre me duermo escuchando Enya, todo un ritual, es escuchar esa maravilla y en breve caigo redonda en los brazos de Morfeo.

Cuando ya estaba terminando only time y casi pierdo la noción de todo tan rica y dulcemente, de repente me percato que el volumen tal vez estaba demasiado alto – ¿molestaré?, ¡cachis!, ya estaba durmiéndome- me levanto y a oscuras intento disminuirlo:

¡Diantres, no acierto!, creo que he tocado otro botón, ahora sí lo he logrado.

De paso, al iluminarse la pantalla, retrocedo y vuelvo a escuchar only time.

Otra vez idéntico ritual y en breve prácticamente me duermo, cuando de pronto:

Mamáááááááááááá, la policííííííaaaaaa.

¿Tendré una pesadilla?

Mamáááááááá…

Bajo rauda, veloz y taquicárdica y por el vídeo portero:

¡A ver! Identifíquense.

Señora… Pero ¿no nos ve uniformados?

-Yo no me fío de nadie.

Pues asómese…

Me asomo y, en efecto, todo un despliegue (ya pienso: esto es real).

¿Usted tiene un hijo?

-Tengo varios.

Señora, ¿se medica?

-Tierra trágame, Harry Potter por favor échame la capa esa de la invisibilidad, por Dios te lo pido y con este camisón estilo Alguien voló sobre el nido del cuco, tan grande y encima del revés-.

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Señora, que si se medica.

-No, ¿por qué?

Pero, ¿tiene hijos?

-Ya le he dicho que varios.

Un chico nos ha llamado y nos ha dicho: «a mi madre le pasa algo, vayan a esta dirección».

Pero, ¿usted está bien?

En ese momento suena el teléfono fijo:

Mamá, soy yo, no me contestas al móvil, he recibido un aviso de emergencia desde tu teléfono móvil y el mensaje era: necesito ayuda!!!!!!!

Ahora sí: Harry Potter, lánzame ya ese velo o lo que sea que te torna en invisible.

Agentes… Les debo una explicación, mi móvil…Mire se lo bajo, ¿ven?, estaba escuchando Enya.

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¿Y?

Pero, ¿se medica?

-No, no me medico. No se lo van a creer: debí confundir el botón del volumen y no recordaba que activé el de socorro (ya en pleno surrealismo me apetecía decir: sorroco, aulixio) y en su día configuré la emergencia vinculada al teléfono de mi hijo mayor.

Bájenos el D.N.I por favor, es lo que tienen estos aparatos tan modernos.

-Sí, claro.

Me toman los datos, les pido disculpas y a su vez me las piden ellos por el susto que me he llevado.

No, por Dios, aquí todo el mundo ha hecho lo que tenía que hacer menos yo que he apretado un botón que no debía.

Se despiden esos “cuerpos” y yo queriendo desaparecer con mi maravilloso look que nunca pudo ser más oportuno.

Hala, buenas noches y reitero mis disculpas.

Son las tres y media de la madrugada y ahora, ¿quién duerme? ¡Que mañana tengo causas preferentes!

Por si acaso me cambio y busco otra prenda menos terrorífica, ¡venga!, moviola, otra vez:

Enya, apaguen la luz, vamos a la cama que hay que descansar… Buenas noches.

Mi agradecimiento una vez más a las FCS, en este caso, al Cuerpo Nacional de Policía.

@angels_blaus

Publicado por

Àngels Blaus

Cada aprendizaje es un regalo, incluso cuando el dolor es tu maestro. Quiero seguir siendo apasionadamente curiosa.

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