Es lo que aquél señor de aspecto hosco preguntó en la taquilla a Ingrid cuando se disponía a emprender un arriesgado viaje.
¿Perdón?, solo ida.
Ingrid se iba a reencontrar con un viejo conocido del que hacía mucho no sabía. Hubiese querido que todo estuviese planificado de otro modo pero algo le decía que el viaje solo tenía una dirección. Iba a ser un punto sin retorno aunque deseaba que lo que podía emprender tuviera principio, desarrollo y fin pero su intuición, que casi nunca le fallaba, le indicaba que esa aventura solo iba a tener un principio con pocos capítulos.
Durante todo el viaje dejó volar su imaginación, como por otro lado era habitual en ella, y cuando menos se dio cuenta escuchó por megafonía que llegaban a Atocha.
Bajó presurosa y con algo de taquicardia. Había quedado con él en un punto concreto de la estación y efectivamente, allí estaba a la hora exacta. Lo reconoció: era Alejandro –Alex, siempre Alex para ella-.
Había transcurrido más de una decena de años desde su último encuentro, llevaba una gorrita. Conforme se iba acercando no tuvo dudas, tenía esa #MalditaEnfermedad o la había tenido. No hizo falta pedir explicación alguna y en cualquier caso, en ese momento solo fijó su atención en aquéllos preciosos ojos azules que eran los de siempre. Esa mirada transparente que le cautivó desde que le conoció .
Ingrid puso en práctica una vez más lo que era infalible: la naturalidad. Fue natural y todo fue fluyendo, sin más. Alex se mostró nervioso porque le invadió una gran incertidumbre: –¿Debía incidir en lo que era evidente? -, pero ella se adelantó :
-No te preocupes, lo importante es que nos hemos vuelto a encontrar ¿Recuerdas?, dejemos atrás el pasado, no hay futuro en ello.
– Ya, pero es que yo solo tengo presente, ahora no puedo retrotraerme al pasado, no tengo tiempo, ni siquiera para rescatar recuerdos, tampoco puedo pensar en el futuro porque para mí no va a existir.
Ingrid le miró fijamente a sus ojos, esos ojos que conservaban el color de siempre, aunque no tuviese pestañas ni cejas pero ella solo miraba sus pupilas y mirándole con gesto de “sobran las palabras” le agarró de la mano y marcharon a recorrer lo que tanto le gustaba: el Madrid de los Austrias, con sus rincones, calles y plazas en las que se recreaba siempre que se desplazaba a la capital y que no se cansaba de saborear.
Fueron al Mercado de San Miguel
y, ¡cómo no!, a la Plaza Mayor, donde disfrutaba visitando tiendas con ese aire tan vintage. Acabaron en una sombrerería y le regaló un sombrero precioso que alternaría con la gorra. También ella se compró otro y de esa guisa salieron de la tienda tan contentos.
Así pasaron todo el día. Estaba de vacaciones, podía hacer lo que más le apetecía y era disfrutar de Alex y de su mirada de mar.
Ya bien entrada la noche, surgieron las explicaciones que ella quiso rehuir desde el principio pero una vez iniciada la conversación pensó que lo mejor era limitarse a escuchar.
–Siempre fuiste una gran «escuchante». Ya sé, es «oyente» pero te encanta lo de «escuchante».
-Si tú lo dices…
Alex estaba apurando el tiempo, lo estaba exprimiendo, ya vivía contra reloj, su tic tac había parado y ni los médicos se explicaban cómo, contra todo pronóstico, seguía respirando.
A partir de ahí, la elección de Ingrid fue concluyente: se quedaría con él todas sus vacaciones y, pese a que hacía tiempo que no apostaba por nadie, tuvo clara su elección, acompañaría a Alex en su última carrera y ambos de la mano, serían sprinters.
¡Y vaya que lo fueron! Los días parecían meses, las horas, días y los minutos, horas. Jamás había vivido de ese modo, aprovechaban hasta el último segundo. Pudieron y quisieron recordar cómo se conocieron y aunque tenían la tentación de lamentarse por su especial reencuentro sin futuro, no hablaban de ello.
Al principio era Alex quien con esa buena inyección de entusiasmo –chute lo llamaba él-, tomaba la iniciativa y planteaba qué hacer y así fue durante las dos primeras semanas.
Ella se dejaba llevar hasta no pensar en nada más que en el intenso instante. Si Ingrid fue un chute para Alex ,también lo fue él para ella quien, aunque optó por un arriesgado camino, ofreciendo ilusión y esperanza, se sentía la más feliz de las mujeres.
Recorrieron todos los rincones y parques de esa ciudad que siempre fue la segunda ciudad de Ingrid y en la cual nunca descartó instalarse como ya lo hizo antaño.
Pero tras esa etapa que de tan vivida pareció mucho más larga, las fuerzas de Alex empezaron a decaer, teniendo Ingrid muy claro que su ritmo sería el de aquel, sin más.
Confirmado que no se escribiría un segundo capítulo, Ingrid pudo plantearse y replantearse muchos aspectos de su vida:
Realmente, ¿qué importa la vida si no es vivida?
¿Cuánta gente está muerta en vida?
¿Qué es vivir?, ¿solo acumular fechas en el calendario, o vivir es disfrutar cada momento como si no existiese nada más que ese momento?
Ya casi finalizadas las vacaciones, Alex cruzó la anunciada travesía y ella estuvo a su lado porque así lo quiso.
Aquella lección fue la lección más sustancial de toda la trayectoria de Ingrid.
Nada importa, nada, si la persona se deja arrastrar por una inercia insulsa día tras día, noche tras noche, que, a la postre, no da ningún fruto.
Cada cual toma una dirección pero tendría que ser fructífera, solo tendría. Es una acción hipotética pero deseable y no depende de cosas materiales, solo de la creatividad y sus múltiples enfoques, de la vocación de servicio y de tantas otras.
Esencial no es solo vivir viviendo sino respirando cada soplo de aire fresco, dando gracias por cada nuevo día al levantarse y por cada nueva noche al acostarse.
Saborear, oler, palpar, tocar, abrazar, besar, oír escuchando y no solo oyendo, caminar por una calle y comérselo todo con la mirada … No hay suficientes sentidos para absorber la vida. Eso es vivir. Lo demás… ¿Qué importa?
La vida es un carnaval…
https://www.youtube.com/watch?v=uaZoajkutG8
Mi recuerdo a todos los enfermos de #cáncer, enfermedad tan cruel como maldita. A quienes han superado la batalla y quienes han luchado hasta el final sin poder vencerla.
#MásDineroParaInvestigación
@angels_blaus