Día inolvidable cuando entras en esa Sala de Plenos con tu padrino y comienza una nueva vida.
Hay un dicho popular que reza que el que no tiene padrino no se bautiza. Gran verdad, aunque no hablemos de religión ni del sacramento del Bautismo. Tener a alguien que te introduzca en el mundo al que una aspira a veces no sólo es úitl sino necesario. Y en el teatro es más que eso. Aunque hay a quien el talento, la suerte, o ambos, le llevan a triunfar sin padrino o madrina conocidos, al menos para empezar es más fácil si se tiene un avalista detrás. Y si no, no hay más que echar un vistazo a la cantidad de apellidos del mundillo que se repiten. Eso sí, sin quitar mérito a nadie, que una cosa es tener la oportunidad y otra mantenerse, y eso ya es cosa del apadrinado. Y, si seguimos echando un vistazo, también podremos ver la cantidad de hijos, sobrinos o protegidos de…
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